Durante todo el frío invierno, cuando me marchaba a dormir, me preguntaba cual era el paso necesario para de repente verse en una situación como esa, durmiendo en la calle, solo, resguardado entre un viejo edificio de protección oficial, un jardín de mentira y cubierto por un saco de dormir.
Cuando el sol daba en la fachada del edificio, él seguía ahí. Nunca pude verle la cara. Pero lo escuche más de mil veces, noche tras noche, pasar frío, toser, vomitar y escupir. Nunca fuí capaz de hablar con él, pero durante todo el invierno me provocó unas grandes incertidumbres y comeduras de coco. Me planteaba que podría hacer yo por él, y si hubiese alguna forma de ayudarlo. Pregunté a los vecinos, farmaceutico, tendero de al lado y compañeros de piso. Nadie me dio solución alguna, más que llamar a la policia y echarlo de allí.
Cada vez que me metía en la cama, cada vez que me acostaba sentía una gran contradicción dentro de mí, sentía injusticia y privilegio, a veces egoismo y falta de voluntad por ayudar a los demás.
A raíz de estas experiencias, no he dejado de reflexionar sobre estas personas anónimas, invisibles, marginadas....todas ellas con pasado, presente y futuro.
foto: Mi amigo Royale Lee-yendo el Herald Tribune en el Kiosko donde vive en via Torino,Milano
No hay comentarios:
Publicar un comentario