martes, marzo 04, 2008

Mondo Cane: Cine documental made in Italia



Un mundo cruel, despiadado y amargo donde la línea divisoria entre el bien y el mal no existe, donde la moral, lo ético y políticamente correcto no tiene cabida. Mondo Cane (1962) y Mondo Cane 2 (1963) son todo esto y más.


La importancia de esta película no es tan solo a un nivel de culto, sino que además supuso todo un éxito comercial en todo el mundo a pesar de las críticas e insultos a su director. Después del estreno de Mondo Cane, se cuantifican unas 57 copias y/o adaptaciones de la obra original.
Dicho esto, no hay duda de que muchos productores vieron la oportunidad de continuar por la senda abierta por Jacopetti,dando lugar a la extensión del género Mondo.

Por supuesto, que dichas obras carecian del talento y genio de Jacopetti y Prosperi, como por ejemplo la ridícula Mondo Cane 2000 de Gabriele Crisanti.
Pero estas, a falta de genio, seguían exprimiendo muy bien la condición voyeur de las sociedades opulentas y acomodadas occidentales, y seguian mostrando un mundo curioso, desconocido y a veces desagradable por su crudeza. No quiere decir que no existan otras películas del género mondo recomendables, pero no es el caso de discutirlo ahora.

De Mondo Cane se han dicho muchas cosas, una de ellas ha sido de que se trata de una mezcla de realidad y ficción, cosa que su director a siempre negado por activa y por pasiva. Sí es cierto, que el cuidadoso tratamiento fotográfico o el montaje de sus películas da a entender la recreación de situaciones ficticias, pero no es así, aunque cueste creerlo.

La totalidad de las escenas han sido filmadas de la realidad, y aquellas en las que se fantasea, se trataban de performances a los que se accedia para su filmación. uno de ellos fue realizado por el artista Yves Klein.

En el fotograma siguiente (Mondo Cane 2) se muestra una sesión fotográfica de ciencia ficción.




En una de las últimas apariciones públicas de Jacopetti, y que podeis ver en youtube cuenta como nace la idea de realizar mondo cane y reitera el hecho de que no existe ficción (il fatto del vero e il falso). En líneas generales sostiene Jacopetti que el equipo de rodaje grabó kilómetros y kilómetros de película alrededor del mundo, material que luego fue vendido a otros productores para la realización de otras películas. Material al cual solo tuvo acceso de forma total el propio Jacopetti.

Este es a mi juicio uno de los punto clave en la cuestión del género mondo: Todas estas copias degradaron el valor del género, frivolizando y ridiculizando sin rigor antropológico y etnográfico todo el "espectáculo" que ofrece la diversidad cultural. Se genera de nuevo en el espectador una concepción etnocéntrica del mundo en el que vive. Prosperi, Cavala y Jacopetti sin embargo supieron dotar a sus films de una cierta imparcialidad, mostrando una gran frialdad a la hora de encarar los temas por grotescos que pareciesen,y que a más de uno acabo asustando.

El impulso que supuso el éxito de taquilla paso a jugar un papel importante en las discusiones y fueron tal vez las voces más críticas las que impulsaran una alianza con el género para fortalecer el etnocentrismo y las tradiciones, y de este modo poder denostar la obra original.

El objetivo primordial de Mondo Cane era el de buscar cosas interesantes por todo el mundo, siempre desde un punto de vista espectacular a ojos del público. Ejemplo que podría ser perfectamente representado por esta secuencia en la que un monje budista se quema a lo Bonzo bajo la atenta mirada de sus colegas como acción de protesta.



Y el método del mondo movie era la asociación de ideas, en una especie de ping-pong frenético que sin pausa nos lleva de una parte a otra del mundo, a veces a través del mundo animal y otras desde el humano. De la exótica Asia a la América Occidental, del Africa negra a la Italia profunda, del Potlach al consumismo desenfrenado y así sucesivamente tema tras tema. La voz en off siempre afilada y sádica, a veces irritante nos recuerda que vivimos en un MOndo Cane: independientemente de latitudes y longitudes.

Un vagabundo debajo de mi ventana 3



La primera vez que viajé a un país anglosajón, Irlanda, supuso para mí una novedad en mi relación con las personas que viven sin Hogar: los Homeless.
Curiosamente y a pesar de mis limitaciones con el idioma, el hecho de que por las calles de Dublin hubiera, a mi juicio, muchas personas en esta situación, me provocó una intención de comunicarmes con ellos.

Me dí cuenta de que hablando con ellos se podía comprender mejor a que se debía su situación, y sin darme cuenta me ví abrazado, fotografiado e inmerso en sus problemáticas concretas. perdí el miedo a la conversación y al conocer sus vidas. preguntas simples, sin retórica, sin prejuicios y de forma cordial y directa, daban como resultado una apertura total a la hora de abrirse y contar sus sentimientos.

A partir de Dublín, comence a hablar con todas las personas con las que he tenido la oportunidad. Obviamente he intentado siempre discriminar con un juicio lo más razonable posible, aquellos que viven en la calle por su situación de aquellos que usan la calle como medio de vida, sobre todo los que piden limosna o una ayuda, que considero sea una problemática diversa, aunque por supuesto también muy relacionada.

Curioso el caso de el señor Royal Lee, un americano de origen irlandés que vive en pleno centro comercial de Milano, entre un aparcamiento público (que curiosamente explotan economicamente otros necesitados) y un quiosco de prensa. Un señor con una basta cultura que no oculta sus problemas con el Alcohol, con el cual pase unos ratos inolvidables hablando de política internacional.

Más curioso fue, cuando no hace ni tres semanas fuí parado, registrado e identificado en la Gran vía de Granada por la policía secreta tras haber estado charlando con un señor que se preparaba un colchón dentro de un cajero automático, con el cual simplemente intercambie unas palabras sobre sus condiciones de vida. Supuse que el tipo podría ser un menudero de chocolate entre los turistas, ya que los policias fueron insistentes en saber si me había vendido algo. Sin entrar en más detalles, lo que me interesa recalcar es mi sorpresa al comprobar que la gente que vive en la calle además de tener una basta sabiduría sobre la condición humana, suelen ser gente necesitada de atención y conversación y que son bastante dados a abrirse sin distinción ni condiciones, gente con los sentimientos a flor de piel, y por supuesto gente que indudablemente tiene unas grandes ganas de vivir.

El de la foto es Ben, perdió a su mujer de repente con un cancer hacía unos 4 años, poco después perdió su casa por las deudas y el alcohol. Ahora vive en la calle, come y se ducha en un albergue al cual tiene derecho a dormir por períodos breves. Dublín.