martes, enero 15, 2008

Buena Vista Social Club. Cine documental en El País 5



Dentro del género documental-musical creo que Buena Vista Social Club representa uno de esos films fundamentales. No es que sea un ferviente admirador del señor Win Wenders, pero tengo que reconocer que consigue, además de hacer un buen trabajo con los protagonistas, realizar un retrato de la Habana que fue y de la Habana que nunca dejará de ser. Desde mi punto de vista los paseos musicales por la ciudad y sus colores quedará para la memoria histórica del cine, y veremos si no dentro de la memoria histórica de una Cuba cada vez más cerca del fantasma del capitalismo.

La historia no está del todo mal. Un grupo de músicos y productores musicales deciden pegar un bombazo, juntando a toda una generación de grandes músicos cubanos, algunos de ellos en el ocaso de sus carreras y totalmente olvidados, como en el caso del genial pianista Rubén González o de Ibrahim Ferrer, ambos ya fallecidos. Una vez juntitos, el objetivo era la grabación de un disco con algunos de los más importantes éxitos de la tradición musical cubana. Percusiones, guitarras, contrabajo, piano y trompetas dirigidos por el productor y músico Ry Cooder. Este último simboliza un poco el "salvador", el amigo extranjero que pone los dólares, y se los lleva, por supuesto. De todas formas, el logro no queda exento de gloria y el producto final es óptimo. Además, el éxito de disco y película, supuso un rebufo magnífico para los interpretes, que obtuvieron fama y reconocimiento mundial, así como varios grammy.

Este documental, es bastante recomendable de ver y de escuchar. Mi escena preferida de la cinta, donde se comprueba que el director domina el lenguaje cinematográfico a la perfección, entre otras cosas, es en la que aparece el pianista Ruben González tocando en un mágnifico palacio neoclásico de columnas rosas para un grupo de jóvenes gimnastas que bailan al son de sus notas. La escena realizada con Steady cam inicia con la subida de las escaleras del palacio hasta fijarse en este anciano genio del piano. Realmente fantástica. Otra escena conmovedora es en la que aparece la cantante Omara Portuondo paseando por su barrio de Cayo Hueso, cantando con una señora una de esas canciones de siempre.

Emoción, magnífica fotografía a cargo de Jörg Widner, Robby Müller y Lisa Rinzler. Buena música en una Cuba orgullosa de sí misma. Buena Vista Social Club, una historia que conmueve por la sencillez y humildad de sus protagonistas.

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